domingo, 23 de agosto de 2009

Se abrieron las compuertas del cielo


Quien quiera saber lo que es llover de verdad, debe venir a Bluefields en la estación lluviosa. Después de dos días aquí, era extraño no haberme topado todavía con una tormenta, a pesar de que las previsiones que había visto en internet lo anunciaban con gran seguridad. “Me debo haber traído el buen tiempo”, pensé. Nada más lejos de la realidad.


Esta mañana de domingo se han abierto los cielos de Bluefields. Las compuertas han dejado caer el sobrante de agua y la tormenta tropical se ha dejado ver en su máxima expresión. Es todo un espectáculo: desde lejos se ve llegar la cortina acuática, y conforme se va acercando el ruido comienza a ser ensordecedor, los truenos resuenan en la lejanía y los techos de cinc de las casas de la ciudad amplifican el choque de las gotas.

Ahora mismo, después de un breve respiro, vuelve a caer intensamente. De repente se ha movido un viento en dirección norte que ha arrastrado nuevas nubes hasta el centro de la ciudad. Desde el corredor de la catedral estoy en una magnífica atalaya desde donde contemplar sin mojarme el espectáculo de la lluvia. Parece que se hace de noche y las gotas me salpican de forma liviana empujadas por el viento mientras escribo estas líneas. Espero que mi portátil no se resienta por la humedad, pero es que mi cuerpo agradece mucho el frescor que deja en el ambiente.

El clima de Bluefields corresponde a la clasificación de “Bosque Muy Húmedo Tropical”, y es el más húmedo de Nicaragua. Las precipitaciones aumentan hacia el sur y de tierra adentro hacia la costa. Un estudio reciente calcula el régimen lluvioso entre 2.800 y 4.000 mm anuales, algunos señalan hasta un promedio anual de 4,500 mm, con lluvias durante todo el año pero menos intensas en los primeros meses. Las mayores precipitaciones se dan a mediados de año, entre junio y agosto. Desde luego, aseguro que en agosto llueve lo que no está en los escritos. Hace unas semanas, una serie continua de tormentas causo graves inundaciones en algunos barrios de la ciudad, cuyo relieve es muy bajo y propicio al estancamiento de aguas.

1 comentario:

  1. ojalá lloviese así por aquí...
    No has vuelto a escribir. Una pena, estaba enganchada!

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