sábado, 22 de agosto de 2009

Por fin en Managua


Era noche cerrada cuando aterrizamos en el aeropuerto internacional Augusto C. Sandino de la capital nicaragüense. Vuelo tranquilo, aterrizaje perfecto y el aire acondicionado haciendo estragos, tengo ya ganas de salir de este avión helado por dentro y sentir el aire de verdad, ese que respiras sin que te duela.


A estas horas ya hay poca actividad en la terminal, pasamos el control de pasaportes y allí me esperaba un empleado del hotel Camino Real para trasladarme hasta mis aposentos. El Camino Real es absolutamente recomendable. Está a tres minutos en carro del aeropuerto y tiene todas las comodidades del un hotel de alta categoría, una excelente atención por parte de su personal y además un ambiente tropical enriquecido por sus frondosos jardines. Después de haber pasado por varios hoteles durante estos años, creo que definitivamente nos quedamos con éste por su más que buena relación calidad-precio.

Como en Managua no hay mucho que ver, no importa que esté algo alejado del centro, además es sólo un refugio para pasar la noche y volver al aeropuerto. La habitación 211 me recibe con un ambiente fresco pero no frío, con una esperanza de ducha en cuestión de minutos y con una invitación para degustar un trago típico en la cafetería del lobby del hotel.

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